No es fácil ni sencillo para un artista fotografiar la piedra. O bien queda como un testimonio más o menos verosímil de un paisaje o bien se utiliza para contrastar con elementos en movimiento.
La fotografía fija lo móvil. Fotografiar lo inmóvil, siendo la piedra su simulacro más claro e inerte, tiene ciertas dificultades, las cuales Rosa Neutro soluciona con maestría, tal como demuestra el recorrido y los recursos de toda su obra.
Neutro fotografía la Esfinge. De allí hace un fotomontaje dirigido a una vestimenta cruzada del siglo XX y también de nuestra época de copias. La Esfinge, ese ser con doble faz, divertida y simpática hacia afuera, cruel y despiadada hacia la intimidad, adquiría rasgos en el mito de una belleza poco serena, desafiante.
Por un lado la Esfinge representa el exhibicionismo y por el otro, captado exquisitamente por Neutro, el decoro. Ambos, signos descifrables del incesto padecido o disfrutado. […] La Esfinge quiere ocupar, el enigma como forma de perversidad desligada del conocimiento y de rechazo sinuosamente compungido a la intimidad.
Un trabajo fecundo, donde lo poético no necesita de explicaciones reasegurantes, sino saber que allí reside un misterio, por cierto peligroso para quien padece a la Esfinge. Una obra para retroceder en la caminata de una exposición y volver sobre ella con el fin de ver qué nos hemos dejado sin resolver del enigma de esa mujer de piedra.
Oscar Scopa